Tomarse las cosas con optimismo y buen humor es una de las principales premisas para ser feliz. Nadie esta libre de los problemas, y la gravedad de éstos no se elige, si no que es la vida quien la impone, pero es la capacidad que tenemos para afrontarlos con optimismo lo que establecerá la diferencia entre las personas.
El sentido del humor forma parte del carácter de la persona, si no se tiene, difícilmente va a poder adquirirse. Depende de la capacidad de razonar, de valorar las cosas en su justa medida, de no dramatizar ante los problemas, depende de saber encajar una broma sin enfadarse.
Una persona educada ha de saber distinguir cuándo debe hacer gala de su sentido del humor, cuándo debe reírse de sí mismo y cuando puede reírse con los demás, algo muy diferente a reírse de los demás.
La educación implica respeto y tolerancia, por lo que el sentido del humor debe de ir en consonancia con esos valores.
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