Conviene establecer la sutil diferencia entre tomar asiento y dejarse caer, aterrizar en la silla.
A la hora de sentarse uno puede hacerlo manteniendo las formas y la compostura, tras una leve flexión de piernas, con la espalda erguida, ligeramente apoyada en el respaldo de la silla.
La mujer debe sentarse con las piernas juntas, la espalda erguida y apoyada en el respaldo.
El hombre se sentará de igual manera, procurando que al sentarse el pantalón no suba en exceso dejando a la vista la parte de la pierna que no tapa el calcetín.
La silla no debe arrastrarse por el suelo, en todo caso, deberá de ser levantada y movida con cuidado.
En caso de que estemos sentados y debamos de coger algo que está fuera de nuestro alcance, sería conveniente que nos levantemos para cogerlo, en vez de estirarnos con el trasero pegado a la silla.
al levantarnos, lo haremos con suavidad, sin arrastrar la silla, si es necesario, la levantamos y desplazamos con cuidado
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