Eventos especiales: Fallecimientos y funerales


Todos nosotros, en diferentes ocasiones, deberemos asistir al entierro o funeral celebrado tras el fallecimiento de una persona. Pueden ser personas allegadas, familiares o amigos, y también de conocidos, a los que en algún momento nos ha unido una relación personal o profesional.
La muerte siempre supone una experiencia traumática, incluso la muerte de alguien que no se halle dentro de nuestro círculo de personas más próximas, aunque, en este caso, el sentimiento de dolor sea menos profundo.
Con el fallecimiento de una persona se suceden una serie de trámites. Se necesita la firma del médico en el certificado de defunción, ponerse en contacto con la funeraria que organizará todo lo necesario para que se celebre el entierro, solicitará los servicios religiosos si es el caso y se encargará de los trámites en el cementerio, funeral, etc. Es preferible que sea un familiar o allegado, siempre y cuando su estado le permita mantener la serenidad necesaria, aunque también puede encargarse de este tipo de cuestiones un amigo, con lo que mostrará consideración hacia la familia aliviándoles a la vez de una carga muy difícil de realizar en esos momentos.
Cuando se produce un fallecimiento es frecuente recurrir a la publicación en una esquela en el periódico local, sin embargo a los familiares y amigos directos convendría comunicarles la noticia por teléfono o telegrama, con la consiguiente consternación que puede producir la recepción de la noticia, especialmente con familiares directos.
Las buenas maneras comienzan en el cumplimiento de la obligación que supone la asistencia a un entierro o un funeral. Si para otro tipo de celebraciones puede existir algún tipo de excusa que impida la asistencia, para este caso no. la presencia en él constituye nuestro último adiós a esa persona y el apoyo a sus familiares.
 La asistencia a un entierro no se hace nunca para figurar. Los comentarios a realizar deben de ser contenidos, nada fuera de lugar, que pueda atentar no sólo con las buenas maneras, si no también con la sensibilidad humana.
Para ir a un funeral o u entierro, sería oportuno llevar una vestimenta apropiada, sin ser preciso la presencia de luto riguroso, sería más oportuno optar por unas prendas de vestir contenidas, discretas y de colores oscuros, discretos también.
Cuestión ineludible es manifestar el pésame a los familiares del difunto, por lo que hay que acertar en el momento apropiado.
ciertos modos de expresar el pésame se han convertido en tópicos debido al uso. Frases tales como te acompaño en el sentimiento o mi más sentido pésame, son un comodín que nos libera de buscar la fórmula más apropiada de testimoniar en palabras nuestra solidaridad con la familia del difunto. Sean cuales sean las palabras que escojamos, lo importante es que las pronunciemos con sinceridad, sentido y sentimiento. De hecho en muchas ocasiones sobran las palabras y es suficiente un abrazo, una mirada, un gesto para testimoniar nuestro dolor y posicionarnos de lado de la familia.

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