El empleo de ambas formas de cortesía es signo de nuestra calidad como personas. Pero, en ocasiones, parece que cuesta trabajo pronunciarlas, poniendo de manifiesto el egoísmo del ser humano.
Debemos de tener en cuenta que si no agradecemos los favores, por pequeños que sean, difícilmente nos los van a hacer, de igual manera, si no pedimos las cosas por favor, tampoco tendremos ninguna garantía de que se nos concedan.
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