Berlusconi no es tan cavaliere. Desplante a Angela Merkel

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se saltó el protocolo en la cumbre de la OTAN, perdiéndose la ceremonia y no saludar a sus anfitriones por encontrarse inmerso en una conversación telefónica.
A su llegada a la Cumbre de la OTAN Berlusconi salió del coche en plena conversación telefónica y en lugar de dirigirse por la alfombra roja hasta la canciller alemana Angela Merkel que, en calidad de anfitriona, le espera para recibirle y saludarle, continuó con la conversación. Angela Merkel, con cierto gesto de estupefacción, continuó dando la bienvenida a otros líderes. Tras un buen rato, optó por obviar a Berlusconi y se dirigió con el resto de invitados para comenzar una estudiada ceremonia que venía a simbolizar la unidad de la Alianza. Berlusconi continuó con su conversación y se perdió parte de la ceremonia prevista, en concreto la foto del grupo y el minuto de silencio en memoria de los soldados de la OTAN fallecidos en acción, para después incorporarse con el resto de mandatarios. 

Protocolo en la boda


La primera persona en llegar a la iglesia debe ser el novio. Al llegar la novia, será acompañada desde su casa a la iglesia por su pariente maculino más próximo (normalmente el padre), inicia el camino hacia el altar mientras comienza a sonar la marcha nupcial. 

Como principio general, los hombres dan el brazo Izquierdo (la excepcion se produce en el caso de que se trate de militares, debido a que llevan el sable a la izquierda. La tradición de que la novia se sitúe a la izquierda del novio, se debe a que los novios bárbaros colocaban a su secuestrada pareja a la izquierda para protegerla, de modo que su mano derecha (con la que manejaba la espada) quedaba libre para actuar en caso de ataque.

Durante el desfile de los novios en la iglesia, todos los invitados deben ponerse en pie y dirigir su mirada hacia los contrayentes.

La novia avanzará hacia el altar al compás de la música solemne y majestuosa del coro nupcial Esta costumbre se remonta a los regios esponsales, en 1858, de Victoria,princesa de Gran Bretaña y emperatriz de Alemania, con el príncipe Federico Guillermo de Prusia. Victoria, hija mayor de la reina Victoria de Gran Bretaña, seleccionó personalmente esta música. Dada la tendencia británica a copiar los gestos de su monarquía, al poco tiempo todas las novias hicieron lo mismo.

Al llegar al altar, donde se habrán colocado 4 asientos con sus correspondientes reclinatorios (puede haber variaciones), el novio toma a la novia y la situa a su Izquierda, el padre se coloca a la derecha del novio y la madre del novio a la izquierda de la novia.

La liturgia

En ella se expresa la importancia del matrimonio cristiano, sus fines etc... Consiste básicamente en la lectura de un texto (son frecuentes algunas lecturas del Antiguo Testamento, como "Hombre y mujer los creó" o "Serán los dos una sola carne", cartas apostólicas y lecturas del Evangelio), y en la predicación de la homilía.

Trás la ceremonia

Inmediatamente después de la celebración de la boda, el párroco debe inscribir el enlace en el "Libro de matrimonios" de su registro parroquial, donde constarán los nombres de los cónyuges, de los testigos, el lugar y la fecha de celebración y cuantos otros datos sirvan de información útil y complementaria.

El sacerdote entregará a los ya recién casados la certificación eclesiástica con los datos exigidos para su inscripción en el Registro Civil. Por tanto, el matrimonio celebrado conforme a las normas de derecho canónico produce plenos efectos civiles desde el momento de su celebración, aunque para el pleno reconocimiento de los mismos se exige su inscripción en el Registro Civil,.

El acto de la firma en el registro pone punto final a la ceremonia nupcial.

La salida de la iglesia

A continuación, los esposos salen de la Iglesia caminando lentamente mientras suena de nuevo la marcha nupcial, en este caso la mas brillante y alegre del "Sueño de una noche de verano" escrita por F. Mendelssohn en 1826.

Para la salida del templo, el novio ofrece su brazo izquierdo a la novia, comenzando ambos a caminar por el pasillo hacia la salida, sonriendo a los reunidos (pero sin saludarles con la mano y sin hablarles). En el caso mas usual de que sean los padrinos, siguen a los recién casados el padre de la novia, dando el brazo a la madre del novio, y el padre del novio dando el brazo a la madre de la novia. Hasta que finalice el desfile de salida los invitados no deben abandonar la iglesia y, en su momento, lo correcto es que lo hagan por los pasillos laterales y no por el central.

Tras la inevitable lluvia de arroz o petalos de rosa a la salida del templo y después de recibir las felicitaciones de los presentes, los recien casados se dirigirán a su coche y serán los primeros en abandonar el lugar.

Simbología en la boda




Las arras- Las arras nupciales simbolizan el compromiso matrimonial. La tradición de las arras, que se remonta a principios del siglo pasado, consistía originariamente en que los padrinos de boda obsequiaban a los futuros desposados con una serie de trece monedas de valor propias de la época. En la actualidad las monedas que se regalan son simbólicas. El hecho de que sean trece no responde a la casualidad, curiosamente el número de trece monedas augura la buena economía del hogar del futuro matrimonio.
El novio debe entregar las arras a la novia como símbolo de que todos los bienes materiales de los que disponga van a ser compartidos.
El anillo- Es la simbología de la promesa del matrimonio y la culminación del compromiso. En la época del auge del Imperio Romano, el varón entregaba el anillo a la novia como garantía de que no se casaría con otro hombre.
El dedo en el que debe colocarse el anillo desde entonces es el anular, pues en aquella época se extendió la creencia de que el dedo anula está conectado directamente con el corazón.
El novio se lo entrega a su amada para simbolizar su amor sin final, por su forma circular.
Pueden ser de diferentes materiales pero el más común es el oro, lo que simboliza un amor tan noble y puro como este material.
Ramo de novia- Se trata de un complemento que da un toque romántico a todas las novias. Una novia sin ramo es como un jardín sin flores.
En la elección del ramo tiene mucho que decir el gusto y la elegancia de la novia. Por un lado, debe hacer juego y no desentonar con el tipo de vestido que vaya a llevar.
Además, el tamaño tendrá mucho que ver con la estatura de la novia, que si es alta podrá elegir un lucido ramo de flores con tallo largo y, si es más bien menuda, deberá decantarse por un ramo más pequeño.
La elección del tipo de flores tampoco suele ser casual, así, el ramo de novia de Letizia, princesa de España, se componía de lirios (como emblema de los borbones), rosas (como símbolo de amor), flor de manzano (homenaje al Principado de Asturias de donde es natural) y espigas de trigo (símbolo de fecundidad, esperanza y alegría).
Uno de los simbolismos que gira en torno al ramo de la novia es que cuando ésta lo lanza al aire al acabar la ceremonia y salir de la iglesia, la mujer que lo coja será la siguente en contraer matrimonio.
el arroz: El arroz que se arroja a la salida del templo tras la celebración religiosa simboliza la prosperidad y la fertilidad que se le desea a la nueva familia.
Luna de miel: Costumbre teutona, los cuales sólo celebraban bodas durante la luna llena, y los novios debían beber licor de miel durante los treinta días posteriores a la ceremonia
Algo azul, algo nuevo, algo viejo, algo prestado: Se acostumbra a que la novia lleve como parte de su indumentaria de bodas, algo azul, tradición de raíces israelitas que imponían a la novia una banda de ese color en señal de pureza, amor y fidelidad. También debe portar algo viejo como símbolo de su conexión con el pasado, también un detalle nuevo, como reflejo de la nueva vida por venir y algo prestado, que simboliza la amistad.
La tarta nupcial: Esta costumbre se inició en la antigua Roma, donde después de la boda se rompía un pedazo de pan por encima de la cabeza de la novia en señal de fertilidad y de larga vida. Las migas y trozos que caían las recogían y comían los invitados. 
En el medievo, la costumbre en Inglaterra era que los invitados traían pequeñas tortas, que los novios, besaban, apilaban y recubrían con azúcar. Por eso hoy la tarta de boda se hace con varios pisos.

Comportamiento en la boda


En toda boda hay una serie de comportamientos que se deben de evitar, comportamientos que se verían solventados de no ser por el afán de protagonismo y falta de taco o consideración  hacia los contrayentes. Algunos de ellos:
  • Está totalmente fuera de lugar que una mujer invitada acuda a la ceremonia vestida de blanco. Más que una regla de comportamiento se trata de cumplir con el respeto que se le debe a la novia en ese día.
  • Con la comida en el banquete deberíamos ser parcos en los comentarios negativos sobre los manjares servidos, sobre todo si no están verdaderamente fundados. Esto no quiere decir que debamos transigir con todo, pero en el caso de tener algún contratiempo es con el personal de servicio con quien deberíamos de solventarlo, y no con los compañeros de mesa o los propios anfitriones del evento, ya que con ello podríamos enrarecer el ambiente en la mesa, incluso podríamos sembrar dudas entre los novios sobre la idoneidad del menú escogido.
  • Tampoco es la iglesia a la entrada de la novia el lugar idóneo para realizar comentarios con los vecinos sobre el vestido, el peinado, etc, en un momento de tanta intensidad emocional están fuera de lugar.
  • Por respeto a los novios debemos de evitar cualquier tipo de crítica, tanto durante la ceremonia como durante el banquete, incluso si se nos preguntara durante el transcurso del día, deberíamos de ser comedidos con las críticas y medir las palabras para intentar no empañar ese día.

La boda: Consideraciones previas


Una boda es el compromiso entre dos personas que van a compartir su vida de manera definitiva en un proyecto de vida en común. Es una de las decisiones más importantes que se van a tomar en la vida. Es por ello que tras esta decisión hay una serie de cuestiones que todos los contrayentes se plantean antes de tomar tan grave decisión, también, y no menos importante hay un importante número de acciones, decisiones y preparativos previos a tener en cuenta hasta llegar a ese día.
La primera cuestión a tener en cuenta es el tiempo de antelación con el que han de comenzar los preparativos. El tiempo recomendado se sitúa entre 1 y 2 años, margen suficiente para ultimar los grandes y pequeños detalles que necesita la preparación del enlace.
Bajar del año de preparación del enlace implica que la pareja debe conformarse con lo que hay disponible en ese momento en el mercado, ya que el que primero llega escoge, y las posibilidades de elección aumentan cuanto mayor es el tiempo de preparación, en clara referencia sobre todo al lugar de la boda, ya que la agenda de la iglesia no depende de nosotros (en el caso de que sea una boda religiosa) y, el restaurante donde realizar el banquete (la elección del restaurante acarrea tanta urgencia como la propia elección de la iglesia, sobre todo en los restaurantes más emblemáticos).
La elección de la fecha no obedece a capricho, se debe tener en cuenta para prever la participación en tal señalado día del mayor número de invitados o, al menos, las más importantes. Bien es verdad que es el día de los novios y sus condiciones e intereses primarán sobre el resto, pero, salvados esas tres opciones (deseo propio, iglesia y restaurante) se deben recordar la situación particular de esas personas tan especiales ese día.
La lista de invitados es una de las tareas más complicadas, en la que juega un papel importante el compromiso y la educación. Además de los familiares y amigos de los contrayentes, con los que verdaderamente se sentirían a gusto compartiendo ese día tan especial, se deben tener en cuenta aquellos compromisos familiares y de amistad no sólo propios si no de sus padres y demás familiares, los cuales también tienen compromisos sociales que hay que cubrir en ese evento y que no se pueden obviar.
Hay un gran número de preparativos que tenemos que tener en cuenta para la preparación de una boda y que no dependen de nosotros: iglesia, salón de boda, menú de la boda, el traje, decoración, ramo de novia, invitaciones, padrinos, lista de regalos, etc.
Los requisitos eclesiásticos son también considerables: actas de bautismo, de nacimiento, de primera comunión, de confirmación, solicitud de amonestaciones, presentación de testigos, cursillo matrimonial, certificado de domicilio...
Si la ceremonia es civil: Solicitud cumplimentada de matrimonio ante el Registro Civil, actas de nacimiento, convenios sobre los bienes, y si se es extranjero se complica aún mas.
Ufff, quita las ganas de casarse

La boda: La petición de mano


la petición de mano es una tradición que, si bien está en franco retroceso, aún sigue vigente en ciertos círculos en donde se desarrolla con la intención de estrechar lazos entre dos familias que, bien pueden no conocerse y que están llamadas a compartir a partir de ese momentos numerosos momentos juntos.
Cada hombre y cada mujer tienen una familia, tienen padre y madre. Por ello, como muestra de respeto, una vez que deciden formar la suya, deben comunicárselo a sus padres.
En privado, cada miembro de la pareja informa de sus intenciones de matrimonio a su pareja. Después de esta comunicación se celebra la petición formal.
La celebración puede celebrarse en casa de la novia, donde sus padres invitan formalmente a comer o a cenar al novio y a sus futuros consuegros. Aunque también es bastante habitual realizar la celebración en un restaurante, en cuyo caso debe cuidarse más la puesta en escena (vestuario, maquillaje, peluquería...).
Es posible que los futuros consuegros no se hayan visto nunca y esta importante cita sea, además, una presentación.
En la petición de mano se da por supuesto que el novio exprese formalmente su intención de casarse con la mujer, en teoría éste es uno de los fines de una petición de mano formal. Otros aspectos que pueden ponerse sobre la mesa es el de la fecha del enlace, así como el tipo de ceremonia que se espera realizar, el tipo de banquete tras el enlace, etc.
Actualmente lo normal es que ambas familias conozcan de antemano el motivo de la celebración, discurriendo la reunión como un paso más para conocerse e integrarse ambas familias, sin que sea menester que el novio deba pedir el consentimiento de sus suegros. Si así debiera de hacerlo, la fórmula empleada sería algo parecido a quiero a su hija y mi intención es casarme con ella, espero contar con su aprobación para que podamos llevar adelante nuestros planes...
Como en todas las facetas de la vida, las buenas maneras tienen mucho que decir. Es muy probable que los consuegros no tengan mucho en común: distinta clase social, posición económica, educación o gustos. Para evitar desavenencias o encontronazos no deseados resulta de capital importancia el comportamiento de los futuros desposados ejerciendo como atenuadores y escogiendo apropiadamente los hilos de conversación, evitando conversaciones profundas de las que se puedan extraer segundas lecturas.
Existen temas de conversación en los que jamás se deba entrar en una petición de mano para evitar caer en una grave falta de educación. 
Una de ellas es que, con evidente torpeza, los padres tiendan a remarcar los defectos de sus hijos, aunque sea en tono jocoso. El extremo contrario tampoco será bien visto, ya que da la impresión que los padres están poniendo un bonito lazo para venderlo mejor.
Es costumbre también que los padres del novio hagan un regalo a la novia. El regalo más apropiado es una joya o algún elemento familiar que posea un especial significado.
Tampoco resulta apropiado enfocar la conversación hacia el patrimonio y economía del pretendiente, calidad y cantidad de las cualidades domésticas que domina, etc.
Los futuros consuegros deberán recordar en estos momentos las cosas bonitas que la vida marital ofrece, y evitar todos aquellos comentarios sobre las dificultades de todo tipo que se van a encontrar a partir de esa vida en común.

Eventos especiales: Fallecimientos y funerales


Todos nosotros, en diferentes ocasiones, deberemos asistir al entierro o funeral celebrado tras el fallecimiento de una persona. Pueden ser personas allegadas, familiares o amigos, y también de conocidos, a los que en algún momento nos ha unido una relación personal o profesional.
La muerte siempre supone una experiencia traumática, incluso la muerte de alguien que no se halle dentro de nuestro círculo de personas más próximas, aunque, en este caso, el sentimiento de dolor sea menos profundo.
Con el fallecimiento de una persona se suceden una serie de trámites. Se necesita la firma del médico en el certificado de defunción, ponerse en contacto con la funeraria que organizará todo lo necesario para que se celebre el entierro, solicitará los servicios religiosos si es el caso y se encargará de los trámites en el cementerio, funeral, etc. Es preferible que sea un familiar o allegado, siempre y cuando su estado le permita mantener la serenidad necesaria, aunque también puede encargarse de este tipo de cuestiones un amigo, con lo que mostrará consideración hacia la familia aliviándoles a la vez de una carga muy difícil de realizar en esos momentos.
Cuando se produce un fallecimiento es frecuente recurrir a la publicación en una esquela en el periódico local, sin embargo a los familiares y amigos directos convendría comunicarles la noticia por teléfono o telegrama, con la consiguiente consternación que puede producir la recepción de la noticia, especialmente con familiares directos.
Las buenas maneras comienzan en el cumplimiento de la obligación que supone la asistencia a un entierro o un funeral. Si para otro tipo de celebraciones puede existir algún tipo de excusa que impida la asistencia, para este caso no. la presencia en él constituye nuestro último adiós a esa persona y el apoyo a sus familiares.
 La asistencia a un entierro no se hace nunca para figurar. Los comentarios a realizar deben de ser contenidos, nada fuera de lugar, que pueda atentar no sólo con las buenas maneras, si no también con la sensibilidad humana.
Para ir a un funeral o u entierro, sería oportuno llevar una vestimenta apropiada, sin ser preciso la presencia de luto riguroso, sería más oportuno optar por unas prendas de vestir contenidas, discretas y de colores oscuros, discretos también.
Cuestión ineludible es manifestar el pésame a los familiares del difunto, por lo que hay que acertar en el momento apropiado.
ciertos modos de expresar el pésame se han convertido en tópicos debido al uso. Frases tales como te acompaño en el sentimiento o mi más sentido pésame, son un comodín que nos libera de buscar la fórmula más apropiada de testimoniar en palabras nuestra solidaridad con la familia del difunto. Sean cuales sean las palabras que escojamos, lo importante es que las pronunciemos con sinceridad, sentido y sentimiento. De hecho en muchas ocasiones sobran las palabras y es suficiente un abrazo, una mirada, un gesto para testimoniar nuestro dolor y posicionarnos de lado de la familia.